Consejos de un experto.

Queridos padres:

¡Bienvenidos a un nuevo capítulo en la vida de su familia! Digo esto porque cuando un niño va al campamento por primera vez, toda la familia crece con esa experiencia, no sólo su valiente campista.

Usted ya sabe que los campamentos representan una oportunidad estupenda para que sus hijos amplíen horizontes, hagan amistades nuevas y duraderas, y descubran nuevas capacidades.  Después de todo, usted no tendría los campamentos en cuenta si no pensara que van a aportar considerablemente al crecimiento y desarrollo de su hijo. Y aunque los campamentos pueden ayudar a su hijo a aprender un golpe del revés en tenis, a adquirir una brazada más potente en natación o a mejorar sus habilidades en casi cualquier disciplina física, el verdadero beneficio del campamento será aparente cuando su hijo vuelva a casa con más autonomía, independencia y más confianza en sí mismo.  ¡Qué regalo tan estupendo para su hijo!

Así que aunque usted conozca todos los beneficios sociales y emocionales que le puede aportar a su hijo un campamento de calidad, no se sorprenda si como padre tiene emociones encontradas con respecto a los campamentos.   La mayoría de los padres las tienen.  Después de todo, no hay nada que requiera más confianza que poner a su hijo al cuidado de otras personas adultas.  Encontrar esa confianza, dejar que su hijo perciba esa confianza y dejar que su hijo prosiga con su propia aventura con su bendición requiere valor.  Y por eso digo que usted también, como padre de familia, crecerá con la experiencia de campamento.

Consuélese sabiendo que su hijo va a entrar en un lugar seguro que le ayudará a ampliar horizontes, adquirir mejores estrategias de supervivencia y adaptarse con mayor facilidad —y lo mismo le pasará a usted.

Con admiración

Bob Ditter

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