Paul Tough, autor de How Children Succeed: Grit, Curiosity, and the Hidden Power of Character (La manera en la que los niños triunfan: Determinación, curiosidad y el poder oculto del carácter), escribe para la revista New York Times Magazine y ha aparecido en la televisión y estaciones de radio como PBS, MSNBC y NPR, y en la revista TIME y los periódicos USA Today The New York Times. ACA recientemente habló con Tough sobre la razón por la cual los puntos fuertes de la personalidad son necesarios para el éxito y lo que los campamentos ofrecen a los niños como ambientes únicos de aprendizaje.

¿Cuáles son los ingredientes claves del éxito, las cualidades que un niño debe tener para convertirse en un adulto exitoso?
Creo que los niños necesitan muchas cualidades diferentes. Pero el argumento básico de mi libro es que, en este país durante las últimas décadas, hemos puesto demasiado énfasis en la inteligencia como medida de si un niño va a tener éxito o va a fracasar. Hemos estado muy concentrados en este grupo limitado de habilidades cognitivas que se miden en las pruebas estandarizadas.

Y aunque las habilidades cognitivas son sin duda importantes, los científicos y educadores sobre los que he escrito en mi libro han identificado un grupo diferente de habilidades que según ellos tienen mucha importancia en el éxito de los niños. Estas habilidades son la determinación, la curiosidad, la perseverancia, la meticulosidad y el optimismo.

El estudio y mi reportaje del estudio me han convencido de que estas habilidades son realmente muy importantes para el éxito de un niño.

¿Piensa que en general más gente está empezando a prestar atención a las destrezas no cognitivas y a su conexión con el éxito? Esto es algo que los campamentos han reconocido durante años.
Sí, sin duda. Cuando comencé a realizar mi investigación para este libro hace unos pocos años, todavía parecía un tema de conversación no demasiado popular. Parecía un tema del que se hablaba solamente de manera fragmentada en diferentes campos y organizaciones.

En los últimos años, he notado cómo este tema se ha convertido en un tema central para educadores, pediatras, funcionarios del gobierno y personas que trabajan en organizaciones de desarrollo juvenil.

Es posible que el resto del mundo se esté poniendo al nivel de la comunidad de los campamentos, pero creo que es una conversación que está ocurriendo en muchos lugares hoy en día. Muchas personas se están dando cuenta de que estas destrezas son realmente importantes para el éxito de los niños.

¿Cómo les explica a los padres de familia y educadores el valor del carácter?
Me parece que los padres de familia no necesitan que nadie les convenza de si estas destrezas son importantes. He pasado mucho tiempo en los últimos meses hablando con padres de familia y maestros en muchos ambientes diferentes, y todos ellos han sido muy receptivos a la idea de que el carácter es muy importante para el éxito de los niños.

Creo que los padres a veces se frustran con el hecho de que todavía no tenemos el plan de estudios perfecto; todavía no sabemos la manera perfecta de desarrollar estas habilidades. Sin embargo, pienso que la idea de que estas destrezas son importantes se comprende a un nivel más profundo. Lo saben por experiencia. Lo ven en sus propios hijos. Por eso, están deseando aceptar y adoptar esta idea cuando se les presenta como algo realmente importante.

Los campamentos proporcionan la oportunidad de tener tanto autonomía como apoyo, cosas que a menudo no se les proporcionan en casa a los niños. ¿Qué opina sobre la importancia de ambos para la formación del carácter?
Opino que eso es exactamente lo que hace la experiencia de campamento tan positiva para tantos niños. Los niños necesitan una combinación de autonomía y apoyo, y a menudo es difícil conseguirla en casa o en la escuela. Es algo difícil de conseguir para padres y maestros. Los padres frecuentemente están tan involucrados emocionalmente en las vidas de sus hijos que les resulta difícil mantener la distancia y ofrecerles la autonomía necesaria. O, en el caso contrario, pasamos al otro extremo y no les ofrecemos el amor y el apoyo que necesitan.

Pienso que cuando los campamentos aciertan a transmitir a los niños que tienen apoyo y seguridad, pero que también pueden hacer cosas que jamás soñaron que iban a poder hacer, resultan una experiencia transformadora. Los campamentos son el lugar donde los niños pueden finalmente entender ese mensaje tan importante.

En los campamentos, los niños se arriesgan, cometen errores, aprenden sobre la comunidad, fracasan y tienen éxito en un ambiente acogedor. ¿Qué opina sobre el hecho de que los niños comentan sus propios errores?
Cometer errores es precisamente la manera en la que adquirimos cualidades indispensables de nuestra personalidad. Tal y como me lo dijo un educador (al que cito literalmente en el libro), cualidades indispensables de la personalidad como la determinación y el control surgen del fracaso. Y en muchas escuelas y hogares estadounidenses hoy en día, los niños no tienen oportunidades de fracasar en nada.

Pero cuando somos sinceros con los niños sobre el fracaso, estos son capaces de entender mejor su potencial y sus habilidades. Necesitan saber cómo fracasar de manera productiva – que los fracasos son reales y que no ganamos en todos los juegos, pero que los fracasos no son un desastre. Al contrario, a veces son un escalón importante en el camino hacia el éxito.

Creo que cuando los niños experimentan el fracaso de manera controlada cuando son pequeños, esto les ayuda a aceptar futuros contratiempos mucho mejor. Necesitan la oportunidad de “practicar” el fracaso y aprender que el fracaso no es el fin del mundo. Solo después de aprender esto, pueden salir al mundo – ya sea a la universidad o al mundo laboral- y no sentirse totalmente devastados por los obstáculos. Aprenden cómo reponerse y ver que existe una manera de hacer las cosas mejor la próxima vez.

Adaptado de “Camp and Character: An Interview with Paul Tough” (“Campamentos y personalidad: una entrevista con Paul Tough”). Publicado originalmente en el número de marzo/abril de la revista Camping Magazine.