¡Por un Feliz Año Nuevo!

Si los niños vinieran con instrucciones, podríamos ser padres perfectos. Desgraciadamente, no hay instrucciones, y por lo tanto, tampoco padres perfectos. Intentamos hacer lo mejor para criar a nuestros hijos, pero la vida se entromete. Y el problema es que a veces no tenemos suficiente información para tomar las mejores decisiones. Estoy convencida de que "cuanta más información tenemos, mejor podemos hacer las cosas".

Propósitos para un Año Nuevo feliz y más sano

Cuando nace un niño, estamos muy emocionados. Le contamos los dedos de las manos y los de los pies, le preguntamos al médico si el bebé está sano y, si tenemos suerte, el médico dirá "sí". Esperamos que esta declaración inicial de salud signifique que nuestro niño va a estar bien durante los próximos veintiún años. Pero nadie nos explica el papel tan importante que tenemos en este proceso, y recibimos poca preparación específica para el papel más importante de nuestra vida. Como padres, consideramos sólo dos posibilidades, enfermedad y salud, el espectro de posibilidades entre ambas no está claro. Y tenemos que prestar atención a esa zona gris.

Los padres satisfacen todas las necesidades básicas de un niño con el mayor cuidado, y a medida que el niño crece, aprende a hacer estas tareas imitando a sus padres. Como madres, cuando los bebés lloran porque tienen hambre, los tomamos en brazos para consolarlos, les hablamos en susurros y les alimentamos. Son momentos agradables entre la madre y el niño, pero algunos bebés llegan a identificar la comida con el bienestar. Y a menos que ampliemos sus mecanismos de defensa, estos niños están predestinados a satisfacer sus emociones con la comida toda la vida.  

Elija una actividad divertida que muestre a los niños la manera de hacer frente al estrés diario.

Pruebe a caminar, montar en bicicleta o bailar para combatir las frustraciones e incluya a sus hijos en esta actividad. Los niños copian lo que hacemos, no lo que decimos.

La epidemia de la obesidad infantil es un problema complejo para la sociedad, pero en realidad, como padres estamos mucho más preocupados con lo que ocurre dentro de las cuatro paredes de nuestros hogares. Muchas familias piensan que su niño grueso se deshará con el tiempo de la grasa de bebé, pero con sólo unos pocos kilos de más, el niño se sentirá abrumado. Enseguida no se sentirá cómodo participando en actividades así que se volverá menos activo y los kilos comenzarán a acumularse. Los niños son lindos pero son crueles entre ellos. Según un viejo dicho popular en inglés, con palos y piedras se le pueden romper los huesos a una persona, pero con palabras no se puede hacer daño a nadie. Esto no podría estar más lejos de la realidad. Las palabras se quedan grabadas en la memoria y en el corazón de nuestros hijos, y el dolor es mucho más debilitante que los huesos rotos. Se quebrantan sus espíritus y esto impide a los niños convertirse en las personas que iban a ser. Este ciclo vicioso está establecido porque más de 8 de cada 10 de estos niños serán adultos con exceso de peso, llevando para siempre consigo el peso adicional de la niñez. Esto es si continuamos alimentando este círculo vicioso.

Pregunte a su pediatra los límites de peso normales para cada uno de sus hijos.

Los padres no podrán negar los hechos y esto les capacitará para hacerse cargo de la situación. El peso ya no será un secreto prohibido sino un síntoma que la familia puede curar.

Muchos pediatras se sienten indefensos al tratar esta epidemia de la obesidad porque exige educar y ayudar a toda la familia a llevar una vida sana. Y requiere tiempo que la mayoría de los pediatras no tiene. La mayoría de los pediatras ni tan siquiera ha tomado cursos de nutrición, así que tampoco se sienten cómodos haciendo de expertos, pero le pueden recomendar a uno. 

Mire en la parte trasera del cuello de su hijo hoy mismo y observe si tiene algún pigmento más oscuro donde la piel se haya hecho más gruesa y tenga un aspecto parecido al cuero con hendeduras, en realidad parecerá como si la piel estuviera sucia, pero no se puede lavar. Esto puede ser acanthosis nigricans, lo cual quiere decir que su hijo es resistente a la insulina y que está predispuesto a estar enfermo. Es una señal de aviso de que su familia no está tomando las decisiones más acertadas. Pero usted puede cambiar todo esto ayudando a su hijo a perder peso y mejorando la dieta y el nivel de actividad de su familia.

Pida a su pediatra una recomendación para un especialista si sus hijos no están dentro de los límites normales de peso o si han desarrollado complicaciones relacionadas con la obesidad.

¿Recuerda cuando sus niños eran pequeños y andaba con prisa? Les decía que se apresuraran, pero eso les hacía ir incluso más despacio. No comprendía que captaban la ansiedad de estar apresurado y les causaba alarma. Su respuesta era hacer las cosas despacio porque así se sentían bien. Y esto, a su vez, le causaba todavía más frustración. Si entendemos cómo funcionan los niños, podemos controlar mejor las situaciones.

Como padres tenemos que aceptar nuestro papel en la batalla de nuestros hijos contra la gordura. No hay que echar la culpa ni avergonzar al niño grueso. Para vencer la epidemia de la obesidad infantil, tenemos que cambiar las cosas niño por niño y familia por familia. Para comenzar, debemos enseñarles que la comida es combustible. Como ocurre con nuestro carro, necesitamos el tipo y combinación adecuada de combustible para que nuestros cuerpos tengan el mejor rendimiento. La buena nutrición, o la ausencia de la misma, afectarán a un niño mucho después de que sus padres hayan desaparecido. Tenemos que establecer qué es lo más importante. La marca de las zapatillas de deporte no es tan importante como el tipo de proteína que compramos para nuestros hijos.   

Debemos de andar más despacio, nos movemos por la vida demasiado rápido. Todas las comodidades del siglo XXI no nos han dado lo que realmente queremos: más tiempo. Nos dejamos atrapar en un torbellino y no sabemos cómo salir.  

Haga un balance de lo que es realmente importante para usted.

Y comencemos a pasar nuestro tiempo y a dedicar nuestros esfuerzos haciendo eso que realmente es importante. Debemos ser exigentes. Debemos aprender a decir "no" a las cosas que no favorecen nuestros intereses. Si decimos que nuestra familia es lo más importante para nosotros, entonces debemos de dedicar nuestro tiempo y esfuerzos a ella. Esto no es fácil en nuestro mundo, pero se puede hacer una vez que sabemos lo que queremos.

Durante años, ha resultado cómodo culpar a la genética de que nuestros niños tengan exceso de peso. Es mucho más fácil aceptarlo cuando uno puede señalar con el dedo en vez de mirarse en el espejo. Pero la misma genética puede dar como resultado dos niños muy diferentes. Muchas personas dirán que el niño delgado tiene suerte y el niño grueso no. Pero en realidad, puede ser al revés. Mucha gente piensa que tener exceso de peso es un síntoma de no estar sano, así pues el niño grueso realmente está recibiendo un aviso para hacer las cosas mejor. El niño delgado puede estar en la etapa inicial de alguna enfermedad de corazón después de haberse alimentado con los mismos alimentos que han engordado al niño grueso, pero el niño delgado tiene la falsa esperanza de que esos alimentos son sanos. Por lo tanto, los padres no están castigando al niño delgado no comprando comida basura. Nuestros hogares deben ser lugares seguros en los que almacenemos sólo comidas beneficiosas. Los bocaditos pueden incluir queso en tiras (string cheese), pudín bajo en calorías o fruta, entre otros.  

La genética puede predisponer a su hijo a la obesidad, pero es realmente el estilo de vida lo que la causa. Preparemos a nuestras familias para el éxito creando un entorno seguro y una base fundamental para el desarrollo sano de la familia.

No compre comida basura para nadie en su casa.

Recuerde que sus niños también lo aman y quieren que viva muchos años. De vez en cuando, convierta una salida a tomar un helado en un evento especial, aunque realmente el yogur helado es mejor, pero usted no tiene que ser perfecto. ¡Elija con prudencia la mayoría de las veces!

Todos los años, el día de Año Nuevo tenemos la oportunidad de reflexionar sobre lo que hemos hecho durante el año y hacia dónde nos dirigimos. Muchos de nosotros hemos puesto a nuestros hijos en un camino de enfermedad en vez de satisfacer nuestro deseo innato de guiarlos hacia una vida feliz. Ahora que sabemos más, hagamos el propósito de "hacer las cosas mejor" este Año Nuevo.

Practique estos consejos diarios del campamento Jump Start:

  1. Camine con la cabeza en alto y metiendo el estómago.
  2. Beba un vaso de agua 15 minutos antes de cada comida.
  3. Ponga los cubiertos en la mesa después de cada bocado.
  4. Controle las porciones leyendo las etiquetas.
  5. No se sirva dos veces ningún alimento, excepto vegetales.
  6. Deje un bocado de cada alimento en su plato.
  7. Coma a las horas, planifique la semana.
  8. Coma solamente en la mesa de la cocina.
  9. No haga nada más mientras come, ¡NADA de televisión!
  10. Coma sólo cuando tenga hambre.
  11. Sepa cuándo tiene hambre y no es aburrimiento o un capricho.
  12. Sirva los aliños de las ensaladas aparte.
  13. Todo el mundo a comer "Menús sanos para niños cuando estén disponibles"  
  14. Beba 8 vasos de agua todos los días, lleve siempre una botella de agua.
  15. Pase el mismo tiempo haciendo ejercicio que mirando la pantalla (televisión, computadora, video)
  16. No coma después de las 7 de la tarde.
  17. Pase tiempo con su familia haciendo una actividad como recompensa.
  18. Use platos pequeños.
  19. No beba soda.
  20. Camine, camine, camine. ¡Estacione el carro lo más lejos posible!

*** Recuerde que ¡Usted NO tiene que ser PERFECTO para ser MARAVILLOSO!

Jean Huelsing RN, BSN, MEd
Dueña/Directora
Camp Jump Start
www.campjumpstart.com